Eco sartreano

  Condenados a ser libres, arrojados a la acción y sin excusas,

que el ser es ante todo el verbo, que designa lo que se es.

Si somos del mundo de hoy y ayer, el vez y el envez;

trasciende el ego, igual, en el gran señor que en las gentusas.

Inevitable el ente proceda al esbozo de nuestras emociones,

puesto que inalienable es en el ser humano lo imaginario.

Entidad vital somos, no clones en el fondo de un armario.

No sólo somos lo imaginario, tambien somos imaginaciones.

Probado pues, que lo existencial equivale al humanismo;

somos la guerra y la paz, el bien y el mal, el ser y la nada;

estruendo somos, en la serena tarde en que pare la venada,

Verbo somos. Somos carne caminando al borde del abismo;

alcanzado hemos el punto de la crítica a la razón dialéctica,

por el mismo camino en que trascienden de hoy las libertades;

que las ambiguedades de hoy, mañana serán nuevas verdades,

y más que única fuente, nos nutre el humedal de la ecléctica.

Ahí está el antídoto innombrable que nos libra de la náusea,

los parajes ya poblados, donde nada es virgen y nada puro,

los martillos, los cinceles con los que derribaremos el muro

que levantó ante nos, quien niega a nos los caminos de la libertad.

Quien pretende ocultar el sol negando a nosotros la verdad.

Neguémonos a que se discuta nuestra causa a puertas cerradas,

que no hay nada nuevo bajo el sol, ni la suerte está echada.

Sea pues, me des la mano, las puertas de tu morada, a mí abras;

Sea, yo llevaré conmigo, para tí, el pan, el vino y las palabras.

                                                                                                             Lobo Pardo


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