Poema de posguerra
Han llegado de todas partes
con pequeños bártulos malditos. Esta no es la capital
qué hacen sino
robar libros
especular
conversaciones esotéricas.
Echan los cerrojos perversos
-la gravedad-
de los compromisos sociales
(el puestecillo sin importancia, el viaje
al extranjero,
una publicación al año).
Parecen hordas de cuervos
sobre las techumbres,
parduscos.
Ahítos de ojos.
Se columpian feroces y delicados,
descompuestos,
enemigos del coloquialismo
y blanden la espada del triunfo.
Ensangrentada.
Pedro A. López Cerviño